sábado, 30 de junio de 2012

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Fuimos esclavos de nuestras más bajas pasiones aquel verano. Brisa veraniega que acariciaba nuestros cuerpos desnudos. Sensación amarga por la consumación del verano, dulce por el roce de nuestras almas. Aquella azul fachada que como nunca relucía cegó nuestras preocupaciones y dio paso a todos nuestros sueños y esperanzas. Intentábamos luchar contra el tiempo, hacer que valiese la pena cada segundo, cada segundo en el que se formaba un anexo inquebrantable entre nuestros cuerpos, nuestras almas saturadas de temor, temor por el desdén, por lo que nos quedaba por vivir. Temor inexplicable y comprensible. Temor inútil. Inútil como lo era nuestra preocupación.
Temíamos tanto que nuestra vida se pasó en un suspiro. 

lunes, 18 de junio de 2012

Oscuridad

Sobre mí, un cielo negro.
Debajo, simplemente se extiende una silenciosa morgue.
Ante mí, tinieblas. Una espesa niebla que no deja vislumbrar mi reflejo en las aguas cristalinas.






                Este silencio me está dejando sordo.